Manifiesto por una movilidad sostenible

La naturaleza es la única empresa que no ha quebrado durante sus millones de años de existencia, por eso, porque funciona, queremos que el modelo de movilidad de nuestra ciudad tenga en cuenta los fundamentos ecológicos que sustentan la vida. Queremos una ciudad en la que no tengamos que ir a más velocidad que la que nos permita prescindir al máximo del petróleo y otras fuentes de energía no sostenibles y contaminantes.

Queremos una ciudad en la que se tengan en cuenta fundamentalmente a las personas mayores, a los niños y las niñas, a las personas con alguna discapacidad y a todos y todas las que tienen dificultades de movilidad, para que puedan desplazarse sin problemas por aceras libres de obstáculos y con rampas para subir y bajar.

Una ciudad que cuide a sus ciudadanas y ciudadanos. Que permita incorporar con facilidad a nuestro día a día, todas las actividades imprescindibles para vivir. Que reduzca las necesidades de desplazamiento. No queremos que todo esté lejos, que todo esté distante. Queremos tener las cosas a mano y que nuestros pies nos puedan llevar a la compra, al taller, al colegio o al teatro.

Por todos estos motivos: comodidad, sostenibilidad, eficacia, economía. Reivindicamos una ciudad de la cercanía, de la descentralización de los servicios y la no segregación de los diferentes usos del suelo en la ciudad. Demandamos que las políticas urbanísticas y de movilidad se establezcan en este orden: a pié, bicicleta y otros no motorizados, tranvía-bus-trolebús y por último coche.

El coche ha sido, por desgracia, el rey en las políticas de movilidad en los últimos decenios. Nosotros exigimos que la mayor parte del espacio público que ha invadido se recupere para el transporte público y también para ensanchar aceras, eliminando zonas de aparcamiento, crear zonas de ocio, plantar árboles y establecer corredores verdes en las principales avenidas para conectar los distintos parques de forma que todos los habitantes de la ciudad tengan acceso rápido a zonas verdes y para mitigar los efectos de la isla de calor urbana.

Proponemos establecer sentidos únicos en las principales avenidas con un carril de contrasentido sólo para el transporte público y facilitar zonas periféricas como aparcamientos para liberar las zonas de estacionamiento habituales con el objetivo de ensanchar aceras, construir zonas de ocio y plantar árboles; de forma también que estos vecinos empiecen a usar los transportes colectivos.