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miércoles, 28 de noviembre de 2012

El hambre que viene



El hambre que viene: la crisis alimentaria y sus consecuencias. (Paul Roberts,  editorial Información Crónica, 6,5 €)

En esta entrada del blog resumiré las principales conclusiones del libro “El hambre que viene” del periodista Paul Roberts, corresponsal de varios periódicos y revistas en EEUU. Las citas que aparecen son datos que he buscado en otras fuentes para complementar la información.


 Portada del libro.

Debido a las consecuencias del cambio climático, incluso basándonos es las estimaciones más conservadoras, el aumento de las temperaturas y los cambios de los patrones de frecuencia de las lluvias y las tormentas conllevarán una disminución de la producción mundial de alimentos que coincidirá con un crecimiento de la demanda mundial. Sobre 2070 algunos cereales como el trigo serán imposibles de cultivar en lugares donde hoy se crecen con éxito.

Bastante antes de esta fecha, el petróleo, probablemente el insumo más importante de la producción moderna de alimentos (sirve de combustible de los tractores y de toda la cadena de transporte, materia prima de fertilizantes y pesticidas), se agotará irremediablemente pues desde el año 2006 (enlace) se extraen menores cantidades lo que ha provocado que los precios de los alimentos se tripliquen (enlace). La práctica totalidad del desarrollo que este sistema ha experimentado en los últimos cincuenta años, desde la capacidad de aumentar la fertilidad industrialmente hasta la de transportar alimentos a las naciones dependientes de las importaciones, no podría haberse logrado sin la energía barata, y probablemente este sistema no podrá mantenerse en un mundo en que los precios de la energía sean elevados.


 Reparto del trabajo realizado por animales domesticados, seres humanos y máquinas en la economía estadounidense desde 1850 hasta la actualidad.

 Energía aportada por fuentes no renovables (combustibles fósiles y nuclear) vs energía aportada por fuentes renovables (hidroelectricidad, biomasa y alimentos )en la economía de EEUU.

La llamada revolución verde o industrailización de la agricultura aumentó el flujo de energía a la agricultura por 50, en algunos casos por 100. Un estadounidense consume al año de media unos litros de petróleo para su alimentación: 1512 litros de petróleo repartidos de la siguiente manera: 31% para producir fertilizantes inorgánicos, 19% para la operación de maquinaria agrícola, 16% para transporte, 13% para la irrigación, 8% para la crianza de ganado (sin incluir el alimento), 5% para secar la cosecha, 5% para la producción de pesticidas y 8% para usos varios.  Los costes de energía para embalaje, refrigeración, transporte al comercio minorista y la cocina doméstica no han sido considerados en estas cifras pero se estima que para la producción de una kilocaloría de comida se requieren 10 kcal de combustibles fósiles.  (enlace).


 Este gráfico muestra la directa correlación entre la productividad agrícola y el uso de petróleo. (enlace)

La escasez de agua es otra de las grandes amenazas que afectan a los agricultores. La agricultura consume el 75% del agua dulce utilizada por el ser humano y la demanda creciente está agotando los recursos hídricos de todas las regiones del mundo, desde el norte de África y China, hasta EEUU. Los mayores acuíferos de las principales regiones agrícolas del mundo corren el riesgo de agotarse en los próximos treinta años debido a la sobrexplotación ya que se extrae mucha más agua de la que recarga estos acuíferos mediante la infiltración del agua de lluvia. Cada vez hay que cavar más profundamente utilizando más petróleo en los bombeos. (enlace). Menos de un 0,1% del agua subterránea almacenada extraída anualmente es remplazada por las precipitaciones. El gran acuífero Ogallala que provee a la agricultura, la industria y el uso doméstico en gran parte de los estados de las llanuras del sur y el centro sufre un uso excesivo de un 160% sobre su tasa de recarga. El acuífero llegará a ser improductivo en algunos decenios. (enlace).

Extracción de agua, agricultura y petróleo están muy interrelacionados: un claro ejemplo es Arabia Saudí donde se irrigaban terrenos en el desierto para producir cereal. El agotamiento de los acuíferos y la necesidad de usar este agua para extraer el petróleo han forzado a esta dictadura fundamentalista apoyada por EEUU y la UE a acaparar tierras en países empobrecidos para asegurarse su abastecimiento de alimentos a expensas de las poblaciones de estos desdichados países.(enlace).

La uniformidad en el cultivo de especies ha provocado que la humanidad se alimente de unas cuantas especies de cereales, leguminosas y animales. Además las plantas se han diseñado de forma que puedan recogerse fácilmente de forma mecanizada en grandes explotaciones. Para ser más competitivas las grandes explotaciones pecuarias aumentan la producción para reducir el coste por unidad además de externalizar los impactos derivados de los residuos que generan y explotar a una mano de obra precaria mayormente emigrante.  

 Fast food nation es una buena película para ilustrar este tema.

Por ejemplo en EEUU para que una granja de pollos fuera rentable tenía que producir en torno a 32 millones de estas aves al año. A día de hoy debe producir 260 millones. Los pollos en EEUU consumen una sexta parte de los cereales producidos en un año.

La producción de alimentos, aparte del agotamiento del petróleo, del cambio climático, la pérdida de suelos por erosión y de la escasez de agua por la sobrexplotación de los acuíferos, sufre una seria amenaza: la proliferación de plagas y enfermedades infecciosas. Un sistema basado en la producción y distribución de grandes volúmenes, bajos costes y distribución rápida a nivel mundial conlleva que ciertos agentes patógenos que en el pasado parecían aislados, puedan hoy en día propagarse entre países y regiones con mucha más facilidad. La velocidad de la distribución provoca que los alimentos contaminados lleguen a los hogares de los consumidores mucho antes de que se detecte el problema.

El aumento de enfermedades de origen alimentario es un fenómeno común aunque el riesgo es mayor en países empobrecidos. El ansia por producir proteínas baratas ha proporcionado a los agentes patógenos todas las facilidades para entrar en el sistema de producción y distribución de alimentos sin que empresas ni estados puedan impedir que se conviertan en pandemias.

Estos microrganismos son extraordinariamente resistentes y potentes: una única gota de sangre de pollo contaminada por Campybacter basta para producir fiebre, calambres y dolor abdominal. Por su parte, la salmonela permanece con vida en los congeladores y no la mata el alcohol de 42,5º.

Las enfermedades ligadas a la producción de alimentos se explican por el hacinamiento de los animales en granjas donde conviven con sus propias heces y orines, por la producción a gran volumen que requiere una manipulación en grandes cadenas de despiece, envasado y transporte a nivel mundial que hace que lo patógenos se distribuyan en pocos días. Otro factor a tener en cuenta es el diseño de animales destinados expresamente a producir mucha cantidad de carne de ciertas partes: pechuga en pollos, lomos en terneras... esto provoca que casi todo el alimento ingerido por estos animales se destine a producir carne de estas partes debilitando así el sistema inmunológico y el esqueleto. Además la alimentación basada en cereal, que contiene muchos azúcares, provoca acidificación en el estómago de estos animales que tienden a desarrollar enfermedades del aparato digestivo.

Para luchar contra estas enfermedades se produce una guerra armamentística similar a la eliminación de insectos en la agricultura. Grandes cantidades de antibióticos provocan que los patógenos se hagan cada vez más resistentes. La industria pecuaria consume la mitad de los antibióticos mundiales.

La gripe aviar, porcina, el H5N1, los pepinos infectados por E. Coli etc... no son más que los primeros avisos ante una posible pandemia mundial que se pueda descontrolar. El cada vez más agotado petróleo provocará unos rendimientos cada vez menores en el sector de la producción de alimentos también. El sistema se adaptará disminuyendo costes lo que puede llevar a  menor prevención y control de enfermedades.

La producción de carne es una actividad que genera graves externalidades en forma de residuos además de requerir grandes insumos de cereal. A nivel medio se necesitan 20 kg de cereal para un kg de carne de vacuno 7,3 kg para un kg de cerdo y 4,5 kg de cereal para un kilo de pollo.


Quien centra su dieta en la carne para conseguir 2.500 calorías requiere una hectárea y media de terreno destinado a ganado. Si la misma persona basa su dieta en trigo, podrá alimentarse con la octava parte de una hectárea. Media hectárea cultivada con arroz y legumbres puede dar de comer a seis personas. (enlace) En Sudamérica, casi el 75% de la superficie forestal ha desaparecido para ser convertida en pastizales. En China el pastoreo excesivo transforma en desierto unos 3600 km2 al año. (Una tercera parte de la provincia de Sevilla).


En EEUU, en cambio, el 90 % de la cosecha de cereales -maíz, centeno, avena y soja-, descartando las exportaciones, se destina a la fabricación de piensos para el consumo animal. El 40% del maíz es para producir agroetanol, es decir que alimenta a los coches no a las personas. (enlace)


¿Alimentar a personas o a coches?


Como hemos visto, tres recursos básicos están disminuyendo en todo el planeta: tierra, abonos y agua. La producción de carne no sólo esquilma los dos primeros, sino que despilfarra grandes cantidades de agua. Un huerto utiliza 1.300 litros de agua diariamente para producir el alimento de una persona vegetariana. La dieta occidental media consume en cambio 10.000 litros diarios para alimentar únicamente a una persona. Producir un Kilo ce carne nos cuesta a la humanidad veinticinco veces más en recursos que el mismo Kilo de vegetales. (enlace)


Huella hídrica de diferentes productos.
Según un estudio del banco mundial, sobre el año 2050 el mundo tendrá que alimentar al doble de personas con la mitad del suelo (enlace). La pérdida de suelos es producida por métodos de producción muy agresivos que dejan el suelo completamente desnudo y desprotegido ante las lluvias. Recordemos que el precio de los fertilizantes sintéticos no hace más que aumentar debido a la escasez de petróleo y próximamente gas natural cuyo precio se ha multiplicado por 3 desde 2002.

 Un suelo maduro puede tardar siglos en formarse mediante la simbiótica relación entre plantas, bacterias, hongos, pequeños animales, roca, agua y aire.

Se requieren 500 años para formar 3 centímetros ce capa superior de suelo (enlace). En un entorno natural, la capa superior del suelo está compuesta de materia vegetal descompuesta y de roca descompuesta, y está protegida de la erosión por plantas en crecimiento. En un suelo ocupado por cultivos intensivos, la erosión reduce la productividad hasta en un 65% por año.





Las principales funciones ecosistémicas que cumplen las cubiertas vegetales son las siguientes:


  • Reducen drásticamente las pérdidas de suelo causada por la erosión.



  • Aumentan la infiltración de agua en el suelo, especialmente en periodos intensos de lluvia recargando los acuíferos.



  • Reducen la evaporación del agua del suelo en la primavera y verano.



  • Aumentan la biodiversidad: Conservan la mesofauna del suelo (artrópodos, Lombrices) y las poblaciones de aves que nidifican en el suelo.



  • Atraen las precipitaciones a través del mecanismo de bomba biótica: la vegetación retiene el calor emitido por el Sol que se libera mediante la respiración de las plantas durante la noche emitiendo CO2 y vapor de agua que condensan la humedad del ambiente y atraen vientos húmedos del Océano Atlántico adyacente. Se calcula que en torno a la mitad de las precipitaciones del Amazonas responden a este mecanismo. (enlace)


 

Además, el aumento en el uso de abonos sintéticos nitrogenados que se infiltran en el suelo y aceleran la contaminación de los sobrexplotados acuíferos. Este nitrógeno se oxida formando óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero que junto con el metano producido por la cabaña ganadera aceleran el calentamiento global.

El uso de pesticidas u plaguicidas tiene graves externalidades. Los organofosfatos y carbamatos fueron incluso probados como gases nerviosos por algunos ejércitos. Los insecticidas empleados matan no sólo a los insectos que comen la cosecha sino a los insectos beneficiosos como abejas y otros polinizadores y organismos que contribuyen al equilibrio, el reciclado de nutrientes, el ciclo del agua y la productividad de los suelos.

Los pesticidas y herbicidas, al igual que los antibióticos suelen requerir mejoras y modificaciones ya que dejan de funcionar ante la resistencia que crean los insectos y plantas silvestres.

En cuanto a la pesca, según la ONU el 80% de los grandes bancos de peces está sobrexplotado. Por último, decir que la acuicultura actual es igualmente parte del problema solución ya que los peces en cautividad se crían con pienso de otros peces menores capturados en alta mar y por la contaminación provocada por los excrementos de los peces criados en cautividad.